David y yo hemos recordado muchas veces el día en que te conocimos. Seguramente la mitad de las cosas que recordamos no fueron así, pero nosotros hemos amplificado la historia después de tanto contarla y esta es nuestra versión:
Era verano y hacía mucho calor. Estábamos en nuestro diminuto despacho de Barcelona Activa. Nuestro socio nos llama para decirnos que va a venir a vernos un amigo suyo ruso que está buscando programadores para un proyecto. Nos ponemos nerviosos, puede ser nuestro primer gran proyecto.
Y allí estamos cuando por la puerta entra Boris vestido con una camisa hawaiana/flores, se sienta y nos empieza hablar de arte, colecciones de grandes coleccionistas, ferias, tecnología para el arte...nos cuesta un poco seguirle, va a toda pastilla y nos habla de muchas cosas a la vez. Nosotros asentimos...sí, claro, claro, lo podemos hacer...pero el qué?
Boris dice que ya nos dará más detalles, que nos escribe y nos dice lo que necesita para que lo valoremos. Parece nervioso, coge el móvil varias veces, se tiene que ir. Pero antes de que pueda levantarse entra Cris por la puerta del despacho...¿Qué haces aquí? (eso mismo nos preguntamos nosotros, cómo hemos tenido la suerte de que Boris haya acabado allí!) Se despiden y se van...
Al poco recibimos un mail de Boris...lo demás es historia.
Muchas gracias por tantas cosas que hemos compartido juntos y las que faltan por venir!
Un abrazo.
David y Nacho
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